Los ruidos eran cada vez más constantes y cercanos.
Descartadas las plagas animales y que no tenían vecinos, ¿de dónde provenían?
Liath
Los ruidos eran cada vez más constantes y cercanos.
Descartadas las plagas animales y que no tenían vecinos, ¿de dónde provenían?
Liath
De la experiencia con la serpiente, lo único que sacó en claro -aparte del susto-, fue que a él no le importaba tanto como para quedarse a ayudarla.
Todo estaba preparado para su llegada.
Ojalá se sintiera cómoda y decidiera instalarse definitivamente.
Liath
Sin duda, volver a los antiguos bosques había cerrado sus heridas.
Pero también había despertado algo en ella, algo que la mantenía alerta y viva.
Liath
Angus se fue al campo, solo.
Y allí tranquilizó su espíritu lo suficiente para volver y afrontar lo que le esperaba en casa.
Liath
¿Quién podía imaginar la pesadilla que desató aquel dolor "sin importancia" cuando tropezó y se golpeó el pie?
Liath
Desde el rincón, su padre la miraba severo; juzgando desde la fotografía la enésima pésima decisión que había tomado.
Liath
Llevaba meses poniendo a prueba su cuerpo y su mente y, un día, en un instante, bajó la guardia y se durmió en el autobús equivocado.
Liath
La casa estaba, al fin, terminada.
Pero ni él ni los suyos recorrerían jamás esas estancias ni las llenarían de risas y vida.
Ya no.
Liath
La imagen que transmitía el espejo -aquella mujer tan bella y segura de sí-, no se parecía en nada a cómo se sentía realmente.
Liath
¿Sería posible que aquella yegua tan hermosa fuera la misma que rescataron de aquel lugar infame?
Liath
Entusiasmado por la idea que había brotado en su mente, se puso a escribir, olvidando todo lo demás, incluida Julia.
Liath
El anciano miró su bola de cristal y frunció el ceño.
Sin embargo, no pronunció una palabra que diera indicio de lo que había visto.
Liath
Una oportunidad más. La última.
Esta vez saldría bien; ya sabían en qué fallaban y lo evitarían. Estarían bien.
Una oportunidad más...
Liath
El maravilloso fin de semana romántico, terminó con él y Roque haciendo acampada en el monte cercano.
Liath
Resultaba desconcertante, a la vez que fascinante, ver a aquella hermosa mujer realizando extraños rituales en su jardín.
Pasada la tormenta, Jara salió a disfrutar de los benévolos rayos de Sol y a recoger flores para su madre.
Liath
La brisa le traía aromas que creía olvidados.
¿Y si...?
Aún sabiendo que era imposible, apresuró el ritmo para llegar cuanto antes a casa.
Liath
Fue el inicio del fin.
Una inocente discusión sobre si acudir o no a una cena familiar, bastó para sacar a relucir todo lo que llevaban callando durante meses.
Con infinita tristeza, encendió el aparato y escuchó su voz, único rastro ya de su paso por el mundo.
En medio de la noche, el resplandor hizo que pareciera de día.
Los hombres lo contemplaron, ya sin sorpresa. Los ataques habían pasado a formar parte de su rutina.
Liath
No era Spider-Man, ni ningún otro superhéroe, claro.
Pero para Zoé se había convertido en Súper Papa, y ese era el mejor título que recibiría jamás.
A lo mejor Esther tenía razón.
Posiblemente ya tenían suficientes gatos como para pensar en aumentar la familia...
Liath
Cualquier sacrificio valía la pena para poder perderse en aquellos preciosos ojos, que encerraban un espíritu aún más bello.
Liath