Fue tan grande su valor y tan cálido y generoso su corazón, que no había lugar en la ciudad que no llorara su muerte.
Liath
Escribo un microcuento cada día, inspirándome en una foto al azar.
Fue tan grande su valor y tan cálido y generoso su corazón, que no había lugar en la ciudad que no llorara su muerte.
Liath
Las manzanas continuaban en su lugar.
Los chicos no pasado a por ellas esa mañana, ¿qué podría haberles ocurrido?
Liath
Tímidamente al comienzo, con más confianza según avanzaba, Rosa recitó la oración en homenaje a su amiga, compañera, hermana...
Fui buscándote.
Esperando encontrarte y amarte.
Encontré traición.
Sola, en el camino de vuelta a casa, me encontré a mi misma y me amé como nunca.
Liath
Lo intentó.
Lo intentó con ganas.
Pero aquel hombre de mirada dura le aterrorizaba y abandonó el lugar.
Liath
Creyendo que, al fin, la pesadilla había terminado, Susana tomó un baño que la liberara de todo el estrés de lo ocurrido.
Cómo imaginar que creerían en la versión de Alberto y que ya estaba en libertad...
Liath
Desde el tren veía el humo de las chimeneas de los hogares, invitando al descanso y la paz.
En todos... menos en el suyo.
Liath
Recorrí lo más aprisa posible el camino a casa, sabiendo que mi llegada era esperada.
Ellos me recordaban cada día que sí ocupaba un lugar en el mundo.
Liath