¿Quién imaginaría que aquella chiquilla que lloraba desconsolada por tener que permanecer en la granja de los abuelos, acabaría siendo la mejor aliada de los animales?
Liath
¿Quién imaginaría que aquella chiquilla que lloraba desconsolada por tener que permanecer en la granja de los abuelos, acabaría siendo la mejor aliada de los animales?
Liath
Una de las cosas que recuperó cuando dejó a Manuel fue su voz.
Al fin podía hablar, opinar y hasta gritar.
Liath
En su loca carrera perdió el bonito sombrero, recién estrenado.
Pero no le importó. Hacía tanto que no experimentaba aquella alegría...
Liath
El anillo.
Aquel maldito anillo y su estúpido orgullo al rechazarlo, provocaron aquella tragedia.
Liath
Jaime, que creía que ya nada ni nadie podía sorprenderle, quedó anonadado ante las proezas del joven mago.
Liath
Ya en su despacho, miró el retrato de su idolatrado mentor y no pudo evitar las lágrimas al recordar los terribles rumores que corrían sobre él.
Liath
De pronto, la actitud de su mejor amiga -o eso pensaba hasta entonces- cambió.
Se convirtió en una terrible agorera empeñada en pintar de oscuridad toda la ilusión de Andrea.
Liath
El viaje de retorno fue más penoso que el de ida.
Ella había elegido a otro... tras todas sus palabras de amor, que él había bebido con avidez, ahora le rompía el corazón sin piedad alguna.
Liath
El "genio" reposaba en su diván favorito, disfrutando de los placeres de su nueva vida, burlándose de los que le habían encumbrado.
Liath
Mientras curaba la mano herida de su padre, observó las callosidades y cicatrices que la surcaban y sintió vergüenza por haberle gritado minutos antes por su torpeza.
Liath
No pudo evitar que una sonrisa asomara a sus labios.
En aquel oscuro callejón, cuando parecía que su única salida era quitarse de en medio, comenzó a ver señales...
Liath
Liath
Mientras los humanos huían del temporal que se avecinaba, la sirena y el tritón disfrutaban del embravecido mar.
Liath
Envidiaba la manera de abstraerse de todo que tenía Alberto al meditar.
El tiempo parecía no transcurrir para él.
Liath
Carlos escribió la más hermosa de las melodías que Ana escuchara jamás.
Por desgracia, no era ella la musa ni la destinataria de tan hermosos sentimientos.
Liath
No importaba cómo terminara el combate ni quién resultara vencedor, su relación estaba ya herida de muerte.
Liath
No todos pensaban que aquello fuera buena idea ni que, realmente, sirviera para sus propósitos, pero estaban tan desesperados que realizaron el sacrificio.
Liath
No entendía qué había ocurrido para decidieran marcharse y dejarla sola.
Sólo le quedaba esperar a que volvieran a buscarla... porque volverían, ¿no?
Cuando todo explotó, Armando ya se había marchado a trabajar. Cerca, demasiado cerca de donde había revivido el volcán.
Liath
Desde allí ya podía ver que aún se mantenía en pie el árbol que formó parte de sus juegos infantiles.
Liath
Anabel fue a su lugar favorito en el bosque y, una vez allí, realizó el conjuro que le traería de vuelta por esa noche.
Llegaba el día en que debía buscarles un buen hogar y decidir cuál se quedaba en casa.
Pero cuando le miraban así, ¿cómo elegir?
Liath
Liath
Desde que Marcos se fue, Álvaro retomó la costumbre de acudir al mercadillo de discos y reanudó su amistad con José.
Liath
La casa que con tanta ilusión decoraron y en la que hicieron tantos planes, estaba ahora poblada por una soledad tan inmensa que dolía.
Liath
Aunque su intención era ayudar a todo el mundo, no podía evitarlo, acababa ocasionando más problemas y enfadando a los demás.
Liath
Si tan sólo el hecho de elegir colores para la casa provocaba una discusión diaria, como poco, Carlos empezaba a sospechar que su relación no acabaría bien.
Liath
En sus pesadillas, cada vez más frecuentes, podía sentir el calor de las llamas que abrasaban el cuerpo de la bruja.
Liath
No pudo evitar quedarse embobado viendo como la abeja se paseaba por la flor olvidando, por unos instantes lo que le había llevado hasta aquel momento.
Siempre en aquel jardín. Maravilloso, sí, pero obligada a no poder contemplar otra realidad.
Hasta que encontró una puerta que dejaba ver el mundo que le estaba vedado.
Liath
Igual que Juan, igual que todos.
Liath
A pesar de la marcha de Alberto, nada había cambiado en su rutina. Nada se había alterado.
Liath
Entre la incredulidad y el más absoluto terror, vieron como el espantapájaros que tanta gracia les hizo a la luz del día, avanzaba por el campo, hacia ellos.
Liath
A pesar de lo mucho que la quería, algo en su manera de mirar la inquietaba profundamente y le impedía ser ella misma cuando estaban juntas.
Liath
Costaba entender que el negocio funcionara y ellos permanecieran juntos tras tantos años de desacuerdos y discusiones.
Liath
Lo mismo, en su inocencia, esperaba que Rigoberta y Lucho se comportaran igual que los animales de la fábula; y de ahí, su repentino interés.
Liath
Sumergido en aquellas aguas, completamente aislado del mundo, sintió que, tal vez, sus heridas acabaran cerrándose.
Liath
Lejos de sentir cariño o nostalgia por la mujer de la imagen, su bisabuela, había en ella un aire de... no sabía cómo definirlo, que la hacía estremecer.
Cuando decía que Alma era una niña muy espabilada para su edad, no hablaba sólo la "pasión de madre".
Lo que debía ser una alegre sorpresa, supuso un ataque de ansiedad para la pequeña, que se negó a dormir en aquella habitación.
Liath